La cadena de frío es el control de la temperatura de refrigeración o congelación a la que deben conservarse los alimentos desde la producción hasta el consumidor final.
El empleo del frío en la conservación de alimentos sirve para reducir la velocidad de las alteraciones que echan a perder los alimentos y ayuda a ralentizar el crecimiento de los microorganismos responsables de intoxicaciones o toxiinfecciones asociadas al consumo de alimentos.